miércoles, 19 de junio de 2013











Algunos adolescentes de elevada capacidad intelectual y que se rigen por las estrictas normas de la clase media ven una cantidad exagerada de televisión. El niño tiene que aprender a vivir en familia, gobernado por padres que a veces le parecerán injustos o inconsecuentes.
Hoy día, cambiar este estado de cosas se hace imprescindible. Construir una televisión pública digna y saludable es ya una prioridad para el sistema democrático y abrir en ella la posibilidad de una televisión educativo-cultural con valores y al servicio del desarrollo de la persona humana es ineludible. Muchas de las palabras que se usan en día, han sido tomadas de los diferentes medios de comunicación, han sido tomadas de los diferentes medios de comunicación masiva, siendo más frecuentemente la televisión quien predomina en la generación de estas nuevas formas de comunicarse; no sólo se hace regencia a palabras, sino además a actitudes y formas de vestir.
El problema aparece desde niños, desde que los padres se les ocurre controlar a sus hijos plantándolos frente al televisor, dejándolos crecer acompañados del Pato Donald, Mickey Mouse y muchos más. El tiempo que un niño pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas
Los niños que asisten demasiada televisión están en mayor riesgo de que:
Saquen malas notas en la escuela, Lean menos libros, Hagan menos ejercicio físico, Tengan problemas de sobrepeso, Se convierten en niños pasivos.
Los niños son los grandes explotados por la publicidad en la televisión. Los fabricantes de juguetes ganan millones a cada año por lanzar al mercado sus productos para niños, Si un niño con sobrepeso aprende en la tele lo importante que es mantener la forma de una manera exagerada, va a desarrollar complejos y consecuentemente seguirá los consejos y las dietas que digan en la  tele, aparte de los valores erróneos que le estará asimilando. Mas que la mitad de la publicidad contiene información errónea, engañosa o ambas, pero que los niños creen como verdadera.
La agresividad es la forma usual de dar salida a los sentimientos de frustración, empezaremos por considerar algunos aspectos sobre la intensidad y la naturaleza de los sentimientos agresivos de los niños.  Los tipos de sentimientos agresivos considerados: -Ansiedad provocada por la agresividad. -Agresividad proyectiva. -Auto-agresividad. -Agresividad prosocial. -Agresividad antisocial.
Conflicto padre-hijo: Cuanto más intenso es el conflicto padre-hijo, más televisión ve el niño, más escucha la radio, más películas ve, menos revistas y menos libros lee, Cuanto más importante es el problema familiar del niño, tanto más se inclina éste a abandonar el campo, a buscar satisfacción y un medio de dar salida a su agresividad en la fantasía, a preferir los medios audiovisuales de entretenimiento a los medios impresos.
Los efectos físicos: Los efectos físicos perjudiciales de la televisión no son apenas apreciables, los efectos emocionales de la televisión son menos innocuos. A casi todos los niños, en un momento u otro, les ha asustado algún programa visto en televisión. Se asustan, en particular, cuando un daño amenaza a algún personaje o animal con el que se sienten identificados, o por el que experimentan simpatía especial, Los niños, en general, aman o buscan la emoción, tanto en la televisión como en la vida real, siempre que la clase de sentimientos que provoque en ellos esta emoción no se parezca demasiado al temor. Esa es la razón de que se sientan atraídos por juegos emocionantes, que tienen su paralelo en la televisión. Los efectos cognoscitivos de la televisión la conclusión general es decepcionante, no porque la televisión cause cualquier prejuicio especial en este aspecto, sino más bien porque está lejos de haber desarrollado todo su potencial como portadora de ideas y de información. Para las tareas escolares, la televisión comercial no es ni una ventaja definida ni un grave inconveniente.
Algunos aspectos que me agradaron como GUÍA PARA EDUCAR A LOS NIÑOS A VER LA TELEVISIÓN son: Es importante que los padres vean la televisión con sus hijos, y aprovechar esos momentos para crear un clima de comunicación familiar en torno a los programas y contenidos televisivos, los padres deben controlar el tiempo que sus hijos ven la televisión y, a la vez, ser un buen referente para ellos, la televisión no debe actuar como madre o niñera y no se debe utilizar como recurso único para el entretenimiento y la diversión.
De igual forma todos los CONSEJOS PARA VER LA TELEVISIÓN EN FAMILIA son buenos pero los que más me agradaron son: Evitar el zapping. Solamente encender la televisión para mirar algún programa específico, Los niños no deben tener un aparato de televisión en su habitación, puesto que provoca  adicción y es contrario a la vida en familia, Si se puede, es muy conveniente que los padres acompañen a sus hijos a ver la televisión. De esta forma podrán conocer directamente los efectos que los programas que ven les producen en sus hijos. 
OPINIÓN:

En lo particular me parece un tema muy importante en el comportamiento de los niños, de su manera de ver la vida y de influir positiva o negativamente en ellos, además de tener un interés personal directo, actualmente todos los niños pueden tener acceso a un televisor, de los cuales muchos también tienen acceso a las consolas de video juego en los cuales la violencia y la agresión tienen una parte importante de su contenido, todo esto sumado a que los niños tienen una mentalidad flexible y muy receptiva, pueden ir adquiriendo actitudes y comportamientos que no vayan de acuerdo a su edad. Los video juegos y la televisión se han convertido en unas herramientas tecnológicas de moda casi imprescindibles en casi todas las casas como método de entretenimiento para los niños por el temor de nosotros los padres tenemos a que los niños salgan a la calle por los peligros que esta pueda conllevar.

La recepción televisiva es uno de los objetos de investigación más importantes en el campo de la comunicación.
La recepción televisiva constituye actualmente, a la vez que uno de los objetos de investigación más importantes en el campo de la comunicación, uno de los ámbitos con mayor potencial de intervención pedagógica por parte de los educadores.
La recepción, un largo y complejo proceso de mediaciones: La recepción se asume, entonces, fundamentalmente como interacción, en donde ambos polos del proceso comunicativo (emisores y receptores) se vinculan de diversas maneras a partir de un referente común. Por otra parte, la recepción televisiva no sólo comprende el lapso en el cual los televidentes están en contacto directo con la programación, sino que se extiende antes y después del acto mismo de ver televisión. En esta comprensión se entiende que la decisión de encender el televisor y las subsiguientes decisiones de ver un programa, cambiar de canal, preferir ver la televisión a solas o acompañado, permanecer una o más horas frente al televisor, apagarlo, están sustentadas en prácticas y rutinas de aprovechamiento del tiempo libre que rebasan y contextualizan culturalmente los procesos concretos de recepción televisiva y constituyen mediaciones concretas en las percepciones, apropiaciones y usos que hacen los televidentes de los referentes televisivos.
La relevancia de la recepción, tanto para entender el proceso comunicativo en su conjunto como para transformarlo pedagógicamente en beneficio de los propios televidentes, se debe, sobre todo, a que es también ahí y no sólo en la producción y emisión de mensajes donde se producen y reproducen sentidos y significados, y don- de se realiza el aprendizaje. Todo a través de un proceso múltiple de negociaciones entre la programación televisiva y los televidentes. Si tradicionalmente se creía que la mera exposición a un determinado programa bastaba para que se produjeran ciertos efectos en los televidentes, la investigación contemporánea de la recepción ha hecho evidente que no basta ver televisión, lo que cuenta para que se lleve a cabo su influencia son las maneras de interactuar con la programación televisiva.
Según el estrato social de las familias, las madres se preocupan más o menos por el impacto de la televisión en sus hijos. A mayor clase social, menor preocupación, en la medida en que ver televisión es sólo una opción entre muchas para ocupar el tiempo libre de los niños, por lo que se aprecia en términos mucho más relativos. Las madres de estratos medios y bajos, por el contrario, no sólo manifiestan mayor preocupación, sino que además consideran que el principal problema es que los niños son más vulnerables a los mensajes de la televisión, en tanto sujetos en intensa formación cuyas posibilidades de acceso a otros medios u opciones de consumo cultural y aprendizaje son difíciles por falta de recursos económicos.
El método pedagógico es una mediación escolar porque contribuye a una diferente apropiación de la televisión por parte de los estudiantes. Cuando el método es autoritario se inhibe la respuesta del niño, constriñéndose así su comunicación y, sobre todo, reprimiendo su expresión. Esto influye en las posibilidades de diálogo o interlocución entre maestro y alumnos, y especialmente cierra las puertas para una intervención u orientación razonada y convincente sobre lo que regularmente ven y aprenden de la televisión en sus casas.
Otra de las mediaciones del escenario escolar es la propia cultura de la escuela. Algunas escuelas ponen más énfasis en el desarrollo de ciertas habilidades, en con- formar un clima pedagógico particular o en dotar con toda la infraestructura necesaria los espacios de aprendizaje. Algunas incluso cuentan con algún televisor o facilitan el uso de videos en el aula. Las diferentes condiciones escolares, entonces, de hecho median, en la medida en que ciertas condiciones son mejores que otras para promover el aprendizaje, estimular el diálogo y orientar adecuadamente a los alumnos con res- pecto a su consumo cultural en general y a su recepción televisiva en particular. Es un hecho comprobado que en muchos países, incluido México, los niños pasan más horas frente al televisor que frente al pizarrón. Más aún, se ha descubierto que de la televisión los niños aprenden, aunque ésta no se proponga educar y aunque los maestros no le concedan licencia, y que mucho de lo aprendido por televisión les resulta más relevan- te para su vida diaria que lo que aprenden en la escuela.
La resistencia de los maestros hacia la televisión tampoco se ha convertido, afortunadamente, en un rechazo rotundo. Paulatinamente se han ido abandonando prejuicios y estereotipos como aquellos que dicen que la televisión es la caja idiota, o que rezan del sol y la televisión mientras más lejos mejor; va ganando terreno una concepción de la televisión menos ideologizada y maniquea, como lo refleja el hecho de que en los congresos anuales internacionales del magisterio el tema medios y educación ya se haya incorporado formalmente a la agenda de discusión. No obstante, es necesaria una mayor sensibilización para que entre el magisterio, y también entre la sociedad toda, se vislumbre la posibilidad de transformar la recepción televisiva, y de que hacerlo, como se verá más adelante, es mucho más sencillo de lo que se supone y resulta además estimulante para el proceso educativo en general.

OPINIÓN
En este texto se ha abordado la recepción televisiva de los niños, como un largo y complejo proceso, necesariamente mediado y desplegado en diferentes escenarios, así como un proceso susceptible de intervención pedagógica del maestro. En la primera parte se han discutido los diferentes componentes del proceso de recepción: mediaciones, negociaciones, escenarios. En la segunda, se han hecho explícitos estos componentes en dos escenarios de la recepción, la familia y la escuela, des- tacando algunas de las mediaciones con- cretas que tienen lugar en cada uno de ellos así como las más usuales interacciones. En el escenario familiar se abordaron con detalle los tipos de familia, el modelo de comunicación predominante, la teoría educativa de las madres y la situación de la recepción, en tanto mediaciones más características de la recepción. En el escenario escolar se discutieron también los tipos de maestros en cuanto a su papel y autopercepción como mediadores de la televisión que ven sus alumnos, el libro de texto, la cultura escolar y el método pedagógico como las mediaciones más características de la recepción desde la escuela.



Esta preocupación por promover la igualdad de género desde la escuela tiene sus orígenes en la década de los setenta, cuando un gran número de investigadoras se interesaron en estudiar y comprender la situación de explotación y subordinación de millones de mujeres en el mundo. Estos estudios empezaron a dar cuenta del papel de las diversas instituciones sociales en la con- formación de un pensamiento encubierto que segregaba a la mujer y contenía prácticas, conductas y actitudes sexistas que la situaban en una condición de franca subordinación. Desde entonces, se empezó a plantear que este papel subordinado que tienen las mujeres en la sociedad es fruto de una construcción social, más que de un destino ocasionado por sus características biológicas. Desde esta perspectiva, el género se empezó a considerar “como el conjunto de conductas aprendidas que la propia cultura asocia con el hecho de ser un hombre o una mujer. En nuestra cultura se instruye a los hombres sobre el ideal de masculinidad, mientras que a las mujeres, se les indica cuál es el ideal femenino”
En la construcción social de las características que deben tener lo femenino y lo masculino tienen un papel protagónico las instituciones encargadas de los procesos de socialización. Nos referimos principal- mente a la familia, la escuela y, ahora con mayor fuerza que nunca, los medios de comunicación. Cada una de ellas tiene un discurso sobre los elementos formales de los prototipos dominantes de los géneros, así como los valores, actitudes y conductas que los conforman. Por lo general, estas instituciones re- producen y refuerzan las condiciones de opresión y sumisión de las mujeres, al fomentar el machismo y la desigualdad, y sostener estereotipos de género y roles sexuales diferenciados en los que se otorga a la mujer un papel marginal y secundario, mientras a los hombres se les brinda la mayoría de los protagonismos sociales. La familia, la escuela y los medios de comunicación envían, cotidianamente y des- de diversos foros, discursos a la sociedad sobre el significado e implicaciones de ser hombre o mujer. En su interior se definen los límites y posibilidades de acción, pensamiento y desarrollo para cada uno de los géneros, mediante la pro- moción de determinados prototipos, así como de formas de ser y actuar que son alentadas o prohibidas según el género de que se trate.
la conformación del ser y del quehacer masculino y femenino inicia desde el momento del nacimiento. Por lo general, en la familia se brinda un trato diferenciado a los niños y a las niñas. Muchas de las familias consideran al niño como un ser más inteligente, intrépido, racional e independiente, y a la niña como un ser menos inteligente, frágil, sensible y dependiente. A ellos se les prohíbe determinado tipo de conductas como llorar o ser sensibles, y a ellas la brusquedad, opinar sobre determinados temas o ser racionales. En la sociedad existen muchos estereotipos y prejuicios que alimentan este trato familiar y social diferenciado. Esto se puede corroborar en clase si se realiza una dinámica en la que se pregunte a los alumnos y a las alumnas cuáles piensan que son las cinco características distintivas de cada uno de los géneros. Las preguntas se pueden hacer directamente o bien hacer un juego donde se aviente una pelota y quien la tome tenga que decir una característica que corresponda a los hombres y otra a las mujeres. Las respuestas se van escribiendo en el pizarrón, previa- mente dividido en dos: un lado para escribir las de las mujeres y el otro las de los hombres.
También se podría discutir en clase cuáles son las razones de que las mamás sean quienes se encarguen de sus hijas e hijos, de limpiar la casa, de lavar y planchar, de hacer el mandado y de cocinar. Si muchas madres trabajan fuera del hogar, al igual que sus maridos, entonces sería bueno analizar por qué se piensa que todas las actividades relacionadas con la casa y los hijos son responsabilidad exclusiva de la mujer. Los programas de televisión y radio, así como los medios impresos considerados femeninos, siempre suponen que es sólo la mujer quien se encarga de la cocina, por tanto se dirigen a ella para darle consejos y recetas y prácticamente nunca se dirigen a los hombres. Paradójicamente, los grandes chefs son por lo general hombres. Esto refuerza también el sexismo, al ser únicamente la mujer quien se encarga de elaborar los alimentos cotidianos, mientras las altas personalidades culinarias, las que realizan platillos especiales y sofisticados, pertenecen al género masculino.
La escuela es un entorno donde circulan múltiples mensajes que se materializan en carteles, calendarios, monografías, periódicos murales y mate- rial audiovisual que no siempre fomentan la igualdad entre los géneros. Gran cantidad de este material ubica a las niñas realizando actividades consideradas tradicionalmente femeninas, marginándolas de algunas posibilidades o simplemente ignorándolas. A este respecto se pueden hacer diversas actividades de grupo para analizar dichos materiales y determinar si son sexistas, o bien si promueven la igualdad entre los géneros. Si, como resultado de la evaluación, se considera que fomentan el sexismo y la discriminación, sería importante hacerlo notar a los responsables de los materiales empleando las observaciones del grupo. También, como ejercicio, las alumnas y alumnos podrían tratar de elaborar carteles no sexistas e incluso idear una campaña interna que fomente la igualdad entre los hombres y las mujeres.
Las niñas van sintiendo a lo largo de su formación escolar que realmente son inferiores a los niños, cuestión que es reforzada cotidianamente por la familia y por los medios de comunicación, y van interiorizando este pensamiento y asumiéndolo como propio. Es necesario trabajar mucho con ellas en la escuela para darles seguridad y hacerlas sentir que son realmente capaces y, de esta manera, levantar su autoestima y autovaloración. Un primer paso es admitir esta problemática y propiciar que los padres y madres de familia, así como los maestros y maestras, reflexionen sobre ella y tomen medidas que permitan y estimulen el pleno desarrollo de las niñas. Es importante trabajar con los niños para cambiar, en muchos de ellos, su percepción machista y convencerlos sobre la importancia de la igualdad, dejando de lado la idea de que las niñas son inferiores por el sólo hecho de serlo.

Aunque los últimos libros han sufrido cambios sustanciales, aún hay muchos textos e imágenes que reproducen el sexismo. Sería importante que esta lectura crítica per- meara el acercamiento que tenemos con todos los textos escolares, cuentos, narraciones, ejemplos, material audiovisual, películas, series de televisión y, en fin, todos aquellos materiales que utilizamos en la escuela. En muchos libros de texto, a pesar de que últimamente se ha tenido más cuidado para no manifestar sexismo, aún se deja ver una visión machista que sitúa a las mujeres en una situación de inferioridad. La historia, como se mencionó, salvo contadas excepciones, las ignora.
La evolución del micro-ordenador ha sido tan rápida como su difusión. En el mismo periodo de tiempo en que un niño alcanza su madurez. El desarrollo más resiente de estas máquinas o quizás con mayor influencias es su capacidad para conectarse con millones de personas en cualquier parte del mundo mediante la red telefónica posibilitando un intercambio de información sin precedentes a través de internet  o correo electrónico.
El mundo ha pasado de ser un lugar en el que los niños creían saber más que sus padres a ser un sitio en el que con frecuencia esta creencia es una realidad, esto se hace aún más evidente cuando vemos que el niño toma contacto con el ordenador en la escuela primaria, mientras que sus padres no lo utilizan ni en sus casas, ni en el trabajo.
El crecimiento de grandes bases de datos electrónicas y su fácil acceso mediante medios ópticos de almacenamiento, por ejemplo el CD-ROM y los servicios on-line que proporciona internet, probablemente aceleran este cambio a medida adquieren más destreza en la nueva era de la información y existe el riesgo de que los profesores se queden atrás, la capacidad de encontrar, interpretar y evaluar información es mucho más importante al igual que las habilidades de resolución de problemas y de razonamiento crítico.
Hay una realidad indiscutible: la tendencia marcada por las tecnologías no va a desaparecer, ésta impulsada por fuerzas comerciales internacionales mas poderosas que la política nacional o que las políticas educativas, está demostrado que todas estas habilidades se ven intensificadas  por el uso inteligente de las tecnologías informáticas en el aula.
Desde los primeros días del micro-ordenador ha habido una marejada de opiniones entre algunos educadores y algunos políticos afirmando que su introducción a las escuelas representaría algo bueno, el lenguaje informático de las tecnologías que puede parecer muy arcaico en nuestro mundo actual de ordenadores dirigidos.

DÓNDE ESTAMOS Y CÓMO HEMOS LLEGADO.
LA GENERACIÓN DEL ORDENADOR.
Abrir a los niños a este nuevo mundo de expresión personal y de posibilidades iba a revolucionar las aulas, incluso algunos llegaron a pronosticar la desaparición de las escuelas, es muy probable que la llegada del ordenador portátil tenga un fuerte impacto en esta situación en un futuro próximo.
La utilidad de estas máquinas ha quedado de sobra comprobada con la prueba piloto desarrollada por el Consejo Nacional para la Tecnología Educativa, los ordenadores portátiles pequeños y económicos tienes un valor equivalente al de una bicicleta nueva o una consola de videojuegos electrónicos. Sugerir que la escasez de ordenadores y de programas informáticos han sido las únicas causas de que los alumnos no estén teniendo contacto con las tecnologías informáticas en la escuela.

La aplicación más común de los ordenadores a las escuelas sigue siendo la de emplearlos como procesadores de texto y con frecuencia esto tan solo significa teclear un texto previamente escrito a mano de forma que el niño disponga de una copia limpia y sin faltas de ortografía.