miércoles, 19 de junio de 2013

Esta preocupación por promover la igualdad de género desde la escuela tiene sus orígenes en la década de los setenta, cuando un gran número de investigadoras se interesaron en estudiar y comprender la situación de explotación y subordinación de millones de mujeres en el mundo. Estos estudios empezaron a dar cuenta del papel de las diversas instituciones sociales en la con- formación de un pensamiento encubierto que segregaba a la mujer y contenía prácticas, conductas y actitudes sexistas que la situaban en una condición de franca subordinación. Desde entonces, se empezó a plantear que este papel subordinado que tienen las mujeres en la sociedad es fruto de una construcción social, más que de un destino ocasionado por sus características biológicas. Desde esta perspectiva, el género se empezó a considerar “como el conjunto de conductas aprendidas que la propia cultura asocia con el hecho de ser un hombre o una mujer. En nuestra cultura se instruye a los hombres sobre el ideal de masculinidad, mientras que a las mujeres, se les indica cuál es el ideal femenino”
En la construcción social de las características que deben tener lo femenino y lo masculino tienen un papel protagónico las instituciones encargadas de los procesos de socialización. Nos referimos principal- mente a la familia, la escuela y, ahora con mayor fuerza que nunca, los medios de comunicación. Cada una de ellas tiene un discurso sobre los elementos formales de los prototipos dominantes de los géneros, así como los valores, actitudes y conductas que los conforman. Por lo general, estas instituciones re- producen y refuerzan las condiciones de opresión y sumisión de las mujeres, al fomentar el machismo y la desigualdad, y sostener estereotipos de género y roles sexuales diferenciados en los que se otorga a la mujer un papel marginal y secundario, mientras a los hombres se les brinda la mayoría de los protagonismos sociales. La familia, la escuela y los medios de comunicación envían, cotidianamente y des- de diversos foros, discursos a la sociedad sobre el significado e implicaciones de ser hombre o mujer. En su interior se definen los límites y posibilidades de acción, pensamiento y desarrollo para cada uno de los géneros, mediante la pro- moción de determinados prototipos, así como de formas de ser y actuar que son alentadas o prohibidas según el género de que se trate.
la conformación del ser y del quehacer masculino y femenino inicia desde el momento del nacimiento. Por lo general, en la familia se brinda un trato diferenciado a los niños y a las niñas. Muchas de las familias consideran al niño como un ser más inteligente, intrépido, racional e independiente, y a la niña como un ser menos inteligente, frágil, sensible y dependiente. A ellos se les prohíbe determinado tipo de conductas como llorar o ser sensibles, y a ellas la brusquedad, opinar sobre determinados temas o ser racionales. En la sociedad existen muchos estereotipos y prejuicios que alimentan este trato familiar y social diferenciado. Esto se puede corroborar en clase si se realiza una dinámica en la que se pregunte a los alumnos y a las alumnas cuáles piensan que son las cinco características distintivas de cada uno de los géneros. Las preguntas se pueden hacer directamente o bien hacer un juego donde se aviente una pelota y quien la tome tenga que decir una característica que corresponda a los hombres y otra a las mujeres. Las respuestas se van escribiendo en el pizarrón, previa- mente dividido en dos: un lado para escribir las de las mujeres y el otro las de los hombres.
También se podría discutir en clase cuáles son las razones de que las mamás sean quienes se encarguen de sus hijas e hijos, de limpiar la casa, de lavar y planchar, de hacer el mandado y de cocinar. Si muchas madres trabajan fuera del hogar, al igual que sus maridos, entonces sería bueno analizar por qué se piensa que todas las actividades relacionadas con la casa y los hijos son responsabilidad exclusiva de la mujer. Los programas de televisión y radio, así como los medios impresos considerados femeninos, siempre suponen que es sólo la mujer quien se encarga de la cocina, por tanto se dirigen a ella para darle consejos y recetas y prácticamente nunca se dirigen a los hombres. Paradójicamente, los grandes chefs son por lo general hombres. Esto refuerza también el sexismo, al ser únicamente la mujer quien se encarga de elaborar los alimentos cotidianos, mientras las altas personalidades culinarias, las que realizan platillos especiales y sofisticados, pertenecen al género masculino.
La escuela es un entorno donde circulan múltiples mensajes que se materializan en carteles, calendarios, monografías, periódicos murales y mate- rial audiovisual que no siempre fomentan la igualdad entre los géneros. Gran cantidad de este material ubica a las niñas realizando actividades consideradas tradicionalmente femeninas, marginándolas de algunas posibilidades o simplemente ignorándolas. A este respecto se pueden hacer diversas actividades de grupo para analizar dichos materiales y determinar si son sexistas, o bien si promueven la igualdad entre los géneros. Si, como resultado de la evaluación, se considera que fomentan el sexismo y la discriminación, sería importante hacerlo notar a los responsables de los materiales empleando las observaciones del grupo. También, como ejercicio, las alumnas y alumnos podrían tratar de elaborar carteles no sexistas e incluso idear una campaña interna que fomente la igualdad entre los hombres y las mujeres.
Las niñas van sintiendo a lo largo de su formación escolar que realmente son inferiores a los niños, cuestión que es reforzada cotidianamente por la familia y por los medios de comunicación, y van interiorizando este pensamiento y asumiéndolo como propio. Es necesario trabajar mucho con ellas en la escuela para darles seguridad y hacerlas sentir que son realmente capaces y, de esta manera, levantar su autoestima y autovaloración. Un primer paso es admitir esta problemática y propiciar que los padres y madres de familia, así como los maestros y maestras, reflexionen sobre ella y tomen medidas que permitan y estimulen el pleno desarrollo de las niñas. Es importante trabajar con los niños para cambiar, en muchos de ellos, su percepción machista y convencerlos sobre la importancia de la igualdad, dejando de lado la idea de que las niñas son inferiores por el sólo hecho de serlo.

Aunque los últimos libros han sufrido cambios sustanciales, aún hay muchos textos e imágenes que reproducen el sexismo. Sería importante que esta lectura crítica per- meara el acercamiento que tenemos con todos los textos escolares, cuentos, narraciones, ejemplos, material audiovisual, películas, series de televisión y, en fin, todos aquellos materiales que utilizamos en la escuela. En muchos libros de texto, a pesar de que últimamente se ha tenido más cuidado para no manifestar sexismo, aún se deja ver una visión machista que sitúa a las mujeres en una situación de inferioridad. La historia, como se mencionó, salvo contadas excepciones, las ignora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario