Esta
preocupación por promover la igualdad de género desde la escuela tiene sus
orígenes en la década de los setenta, cuando un gran número de investigadoras
se interesaron en estudiar y comprender la situación de explotación y
subordinación de millones de mujeres en el mundo. Estos estudios empezaron a
dar cuenta del papel de las diversas instituciones sociales en la con-
formación de un pensamiento encubierto que segregaba a la mujer y contenía
prácticas, conductas y actitudes sexistas que la situaban en una condición de
franca subordinación. Desde entonces, se empezó a plantear que este papel
subordinado que tienen las mujeres en la sociedad es fruto de una construcción
social, más que de un destino ocasionado por sus características biológicas.
Desde esta perspectiva, el género se empezó a considerar “como el conjunto de
conductas aprendidas que la propia cultura asocia con el hecho de ser un hombre
o una mujer. En nuestra cultura se instruye a los hombres sobre el ideal de
masculinidad, mientras que a las mujeres, se les indica cuál es el ideal
femenino”
En
la construcción social de las características que deben tener lo femenino y lo
masculino tienen un papel protagónico las instituciones encargadas de los procesos
de socialización. Nos referimos principal- mente a la familia, la escuela y,
ahora con mayor fuerza que nunca, los medios de comunicación. Cada una de ellas
tiene un discurso sobre los elementos formales de los prototipos dominantes de
los géneros, así como los valores, actitudes y conductas que los conforman. Por
lo general, estas instituciones re- producen y refuerzan las condiciones de
opresión y sumisión de las mujeres, al fomentar el machismo y la desigualdad, y
sostener estereotipos de género y roles sexuales diferenciados en los que se
otorga a la mujer un papel marginal y secundario, mientras a los hombres se les
brinda la mayoría de los protagonismos sociales. La familia, la escuela y los
medios de comunicación envían, cotidianamente y des- de diversos foros,
discursos a la sociedad sobre el significado e implicaciones de ser hombre o
mujer. En su interior se definen los límites y posibilidades de acción,
pensamiento y desarrollo para cada uno de los géneros, mediante la pro- moción
de determinados prototipos, así como de formas de ser y actuar que son
alentadas o prohibidas según el género de que se trate.
la
conformación del ser y del quehacer masculino y femenino inicia desde el
momento del nacimiento. Por lo general, en la familia se brinda un trato
diferenciado a los niños y a las niñas. Muchas de las familias consideran al
niño como un ser más inteligente, intrépido, racional e independiente, y a la
niña como un ser menos inteligente, frágil, sensible y dependiente. A ellos se
les prohíbe determinado tipo de conductas como llorar o ser sensibles, y a
ellas la brusquedad, opinar sobre determinados temas o ser racionales. En la
sociedad existen muchos estereotipos y prejuicios que alimentan este trato
familiar y social diferenciado. Esto se puede corroborar en clase si se realiza
una dinámica en la que se pregunte a los alumnos y a las alumnas cuáles piensan
que son las cinco características distintivas de cada uno de los géneros. Las
preguntas se pueden hacer directamente o bien hacer un juego donde se aviente
una pelota y quien la tome tenga que decir una característica que corresponda a
los hombres y otra a las mujeres. Las respuestas se van escribiendo en el
pizarrón, previa- mente dividido en dos: un lado para escribir las de las
mujeres y el otro las de los hombres.
También
se podría discutir en clase cuáles son las razones de que las mamás sean
quienes se encarguen de sus hijas e hijos, de limpiar la casa, de lavar y
planchar, de hacer el mandado y de cocinar. Si muchas madres trabajan fuera del
hogar, al igual que sus maridos, entonces sería bueno analizar por qué se
piensa que todas las actividades relacionadas con la casa y los hijos son
responsabilidad exclusiva de la mujer. Los programas de televisión y radio, así
como los medios impresos considerados femeninos, siempre suponen que es sólo la
mujer quien se encarga de la cocina, por tanto se dirigen a ella para darle
consejos y recetas y prácticamente nunca se dirigen a los hombres.
Paradójicamente, los grandes chefs son por lo general hombres. Esto refuerza
también el sexismo, al ser únicamente la mujer quien se encarga de elaborar los
alimentos cotidianos, mientras las altas personalidades culinarias, las que
realizan platillos especiales y sofisticados, pertenecen al género masculino.
La
escuela es un entorno donde circulan múltiples mensajes que se materializan en
carteles, calendarios, monografías, periódicos murales y mate- rial audiovisual
que no siempre fomentan la igualdad entre los géneros. Gran cantidad de este
material ubica a las niñas realizando actividades consideradas tradicionalmente
femeninas, marginándolas de algunas posibilidades o simplemente ignorándolas. A
este respecto se pueden hacer diversas actividades de grupo para analizar
dichos materiales y determinar si son sexistas, o bien si promueven la igualdad
entre los géneros. Si, como resultado de la evaluación, se considera que
fomentan el sexismo y la discriminación, sería importante hacerlo notar a los
responsables de los materiales empleando las observaciones del grupo. También,
como ejercicio, las alumnas y alumnos podrían tratar de elaborar carteles no
sexistas e incluso idear una campaña interna que fomente la igualdad entre los
hombres y las mujeres.
Las
niñas van sintiendo a lo largo de su formación escolar que realmente son
inferiores a los niños, cuestión que es reforzada cotidianamente por la familia
y por los medios de comunicación, y van interiorizando este pensamiento y
asumiéndolo como propio. Es necesario trabajar mucho con ellas en la escuela
para darles seguridad y hacerlas sentir que son realmente capaces y, de esta
manera, levantar su autoestima y autovaloración. Un primer paso es admitir esta
problemática y propiciar que los padres y madres de familia, así como los
maestros y maestras, reflexionen sobre ella y tomen medidas que permitan y
estimulen el pleno desarrollo de las niñas. Es importante trabajar con los
niños para cambiar, en muchos de ellos, su percepción machista y convencerlos
sobre la importancia de la igualdad, dejando de lado la idea de que las niñas
son inferiores por el sólo hecho de serlo.
Aunque
los últimos libros han sufrido cambios sustanciales, aún hay muchos textos e
imágenes que reproducen el sexismo. Sería importante que esta lectura crítica
per- meara el acercamiento que tenemos con todos los textos escolares, cuentos,
narraciones, ejemplos, material audiovisual, películas, series de televisión y,
en fin, todos aquellos materiales que utilizamos en la escuela. En muchos
libros de texto, a pesar de que últimamente se ha tenido más cuidado para no
manifestar sexismo, aún se deja ver una visión machista que sitúa a las mujeres
en una situación de inferioridad. La historia, como se mencionó, salvo contadas
excepciones, las ignora.
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